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Privacidad de los Datos, ¿la culpa es nuestra?

En toda conversación vinculada a lo digital en los últimos tiempos siempre aparece la idea de la privacidad, o más bien la idea que todas las plataformas y servicios digitales nos espía, nos monitorizan. Tenemos la impresión qué su único objetivo es capturar nuestros datos, ubicaciones, acciones y con toda esta información tratant de influir nuestro comportamiento y acciones en el mundo digital. Y sí, esto es precisamente lo que hacen. Pero la pregunta seria, ¿de quien es la culpa?

Los Google, Facebook, amazon, Instagram o twitter no hacen nada distinto a lo que ha realizado cualquier compañía a lo largo de la historia: tratar de entender cómo nos comportamos para con esta información crear o adaptar sus productos y servicios de forma que tomemos una decisión de compra que a ellos les beneficie. Desde el pequeño comercio local, donde sus dependientes nos preguntan que nos gusta más y tratan de recordar y entender los productos más comprados y los motivos por los que se produce, hasta, por ejemplo, el comercial que guardaba en su cabeza el equipo de fútbol, la fecha del aniversario o los gustos musicales de sus clientes para poder tener temas de conversación. La diferencia es que ahora este proceso de captura de información se ha multiplicado, automatizado y tiene una visibilidad que nos pone a todos nerviosos.

Siendo la privacidad, nuestros datos, un bien fundamental cuyos limites protegen las leyes, en el fondo una parte relevante de estos datos somos nosotros quienes se los cedemos de forma “gratuita” a estas plataformas. En algunos casos los cedemos porque en el fondo sabemos que ceder estos datos mejoran los servicios que nos ofrecen. Cuando vamos en coche y usamos el navegador de google sabemos que ellos capturan las rutas que hacemos pero se lo consentimos porque a cambio (a diferencia del navegador del coche) nos dicen las rutas más rápidas, nos dan el tiempo exacto del recorrido y nos avisan de aquel accidente o retención que provocará que lleguemos tarde gracias a que han recolectado datos en tiempo real de miles de usuarios. Estamos ante la situación en la que se produce un intercambio, obtenemos un buen servicio y pagamos por ello, aunque la moneda de intercambio no es dinero sino que son datos.

El problema radica en todos aquellos servicios que capturan datos y qué no sabemos verle un retorno claro. ¿Por qué la aplicación de la linterna de mi teléfono necesita, por ejemplo, saber mi ubicación, tener acceso a mis fotografías y vídeos o a mis mensajes de texto? Sin duda sólo tiene una explicación, usar estos datos para comerciar con terceros. ¿una mala práctica? SI ¿una práctica legal? También. ¿Podría ser que la culpa fuera nuestra?:

  • Aceptamos las condiciones para usar el servicio (cuando por ejemplo nos descargamos la aplicación) sin leer las condiciones.
  • Damos permisos sin ser conscientes. ¿No te lo crees? Puedes entrar en el apartado de configuración de tu teléfono, ir a “Privacidad” y podrás ver todos los permisos que les das a todas las aplicaciones que tienes en tu teléfono. ¿Por qué Amazon Shooping quiere acceso a mi actividad física, a mi micrófono o a mis contactos? ¿Por qué mi aplicación de CaixaBank quiere acceso a mi ubicación, cámara o contactos?

Con total seguridad lo ideal sería que no tuviéramos que preguntarnos todas estas cosas y que la transparencia y el preguntar primero fueran las reglas del juego con la privacidad. Pero entonces quizás también deberíamos decirle al tendero que no recuerde nada de nosotros.

La alternativa podría ser vivir aislados y desconectados… entonces quizás no tendrían nuestros datos. Aunque otra alternativa podría ser practicar una Dieta de Privacidad:

  • Puedes acceder a tu teléfono y revocar todos los permisos para las aplicaciones. Si lo haces cada vez que una app necesite algo te aparecerá en pantalla y podrás decidir. Y lo harás pensando en el intercambio que decía antes: le dejo mi ubicación a Google maps si a cambio me permite saber cuanto tiempo voy a tardar del punto A al punto B.
  • Puedes desactivar el historial de Google de tu teléfono, quizás no hace falta que sepan donde has estado con tu teléfono durante los últimos años.
  • Puedes leerte las condiciones antes de aceptarlas

En el fondo para defender nuestra privacidad sólo podemos actuar sobre aquello que depende de nosotros.